miércoles, 20 de octubre de 2010

INFORMACIÓN SOBRE TB Y VIH



Tuberculosis
Infección y transmisión.



La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa. Se transmite por vía aérea, al igual que el resfriado común. Sólo transmiten la infección las personas que padecen tuberculosis pulmonar. Al toser, estornudar, hablar o escupir, expulsan al aire los gérmenes de la enfermedad, conocidos como bacilos tuberculosos. Basta inhalar una pequeña cantidad de bacilos para contraer la infección.



Una persona con tuberculosis activa no tratada infecta una media de 10 a 15 personas al año. Sin embargo, no todos los sujetos infectados por el bacilo de la tuberculosis necesariamente desarrollan la enfermedad. El sistema inmunológico “empareda” los gérmenes que, aislados por una gruesa envoltura cérea pueden permanecer en estado latente durante años. El riesgo de enfermar aumenta cuando el sistema inmunológico de la persona está debilitado.



• Cada segundo se produce en el mundo una nueva infección por el bacilo de la tuberculosis.
• Una tercera parte de la población mundial está actualmente infectada por el bacilo de la tuberculosis.
• Del 5% al 10% de las personas infectadas por el bacilo de la tuberculosis (y que no están infectadas por el VIH), enferman o son contagiosas en algún momento de sus vidas. Las personas con coinfección por el VIH y la tuberculosis tienen muchas más probabilidades de enfermar por tuberculosis.
Los factores de riesgo para adquirir Tuberculosis son:
• Sistema inmunológico comprometido (por enfermedades como SIDA, diabetes mellitus, desnutrición, cáncer, anemia), o por haber pasado por un transplante.
• Tener contacto continuo con alguien que tenga tuberculosis activa.



VIH y tuberculosis



La infección por el VIH y la tuberculosis constituyen una combinación letal, ya que se potencian mutuamente. La infección por el VIH debilita el sistema inmunitario. Ante una infección por el bacilo de la tuberculosis, una persona VIH-positiva tiene muchas más probabilidades de enfermar de tuberculosis que alguien VIH-negativo. La tuberculosis es una importante causa de mortalidad en la población VIH-positiva. En África, la infección por el VIH es el factor aislado que más ha contribuido al aumento de la incidencia de tuberculosis desde 1990.



La OMS y sus socios internacionales han creado el Grupo de Trabajo sobre Tuberculosis/VIH con el fin de desarrollar una política mundial de control de la tuberculosis relacionada con la infección por el VIH cuyo principio se asienta en la lucha contra ambas infecciones para combatir su combinación letal. La política interina sobre actividades de colaboración Tuberculosis/VIH describe pautas para crear mecanismos de colaboración entre los programas de tuberculosis y VIH/SIDA y reducir las cargas de tuberculosis en la población y de infección por VIH en pacientes tuberculosos.



Sugerencias al personal de salud para la atención de personas que tienen el binomio:



• Tener al alcance tratamiento profiláctico
• Realizar diagnóstico precoz (hacer pruebas de detección de TB a los pacientes con VIH y pruebas de detección de VIH a los pacientes con TB).
• Tratamiento racional
• Seguimiento de infecciones oportunistas
• Fomentar medidas de higiene
• Apoyo nutricional
• Cuidados paliativos
• Educar sobre las medidas preventivas y cuidados del paciente a la familia y al mismo paciente
• Realizar acciones de consejería y apoyo social.




Tuberculosis farmacorresistente



Hasta hace 50 años no existían fármacos que curaran la tuberculosis. Actualmente se ha documentado la existencia de cepas resistentes a algún fármaco en todos los países estudiados y, lo que es más significativo, ya se conocen cepas del bacilo resistentes a todos los antituberculosos principales. La tuberculosis farmacorresistente se desarrolla como consecuencia de un tratamiento parcial o anómalo, cuando el paciente incumple el tratamiento al mejorar su sintomatología, las pautas terapéuticas dictadas por el personal sanitario son erróneas o el suministro del fármaco no está garantizado. La tuberculosis multirresistente es una forma especialmente peligrosa de tuberculosis farmacorresistente que se define por la resistencia del bacilo a, como mínimo, la isoniazida y la rifampicina, los dos tuberculostáticos más potentes. Las tasas de tuberculosis multirresistente son altas en algunos países, sobre todo en la antigua Unión Soviética, y amenazan las estrategias de control de la tuberculosis.



Aunque por lo general la tuberculosis farmacorresistente tiene tratamiento, requiere quimioterapia prolongada de hasta dos años con fármacos antituberculosos de segunda línea, más caros que los de primera elección y con efectos secundarios más graves aunque controlables. Los proyectos aprobados por el Comité Luz Verde se benefician de tuberculostáticos de segunda elección de calidad a bajo precio.



La aparición de la tuberculosis extremadamente farmacorresistente, particularmente en contextos en los que muchos pacientes tuberculosos están también infectados por el VIH, amenaza seriamente el control de la tuberculosis y confirma la necesidad urgente de fortalecer el control básico de la tuberculosis y aplicar las nuevas directrices de la OMS para la gestión programática de la tuberculosis farmacorresistente.



Estrategia Alto a la Tuberculosis, Plan Mundial para Detener la Tuberculosis, 2006-2015 y metas del control de la tuberculosis



En 2006, la OMS puso en marcha la nueva estrategia Alto a la Tuberculosis. El núcleo de esa estrategia es el DOTS, la propuesta de control de la tuberculosis iniciada por la OMS en 1995. Desde su creación, se han tratado más de 36 millones de pacientes con principios basados en el DOTS. El éxito se fundamenta en la nueva estrategia de seis puntos, al tiempo que reconoce los principales desafíos de la Tuberculosis/VIH y la tuberculosis multirresistente. También tiene en cuenta los obstáculos al acceso, la equidad y la calidad, e incorpora innovaciones basadas en la evidencia en colaboración con los dispensadores de atención de salud privados, habilitando a las personas y comunidades y reforzando los sistemas de salud, así como fomentando la investigación.
Los seis principios de la estrategia Alto a la Tuberculosis son:



1. Ampliación y perfeccionamiento del tratamiento DOTS de alta calidad. A fin de que todas las personas que los necesiten, en particular las más pobres y más vulnerables, puedan acceder a servicios de alta calidad, es preciso ampliar el tratamiento DOTS para llegar incluso a las zonas más remotas. En 2004, 183 países (incluidos los 22 con mayor carga de morbilidad, que representaban el 80% de los casos de tuberculosis a nivel mundial) aplicaban el tratamiento DOTS al menos en una parte de su territorio.



2. Abordar la tuberculosis/VIH, la tuberculosis multirresistente y las necesidades de las poblaciones pobres y vulnerables. Para afrontar la combinación de tuberculosis y VIH, la tuberculosis multirresistente y otros retos es preciso adoptar medidas y aportar contribuciones mucho más importantes que las que requiere la aplicación del tratamiento DOTS, y es fundamental alcanzar las metas fijadas para 2015, incluido el Objetivo de Desarrollo del Milenio relativo a la tuberculosis (objetivo 6; meta 8).).



3. Contribuir a fortalecer el sistema de salud sobre la base de la atención primaria. Los programas nacionales de lucha contra la tuberculosis deben contribuir a las estrategias generales encaminadas a promover los sistemas de financiación, planificación, gestión, información y suministro, así como la introducción de métodos innovadores para ampliar la prestación de servicios.



4. Colaborar con todos los dispensadores de atención. Los enfermos de tuberculosis recurren a una amplia variedad de dispensadores de atención de salud: públicos, privados, empresariales y voluntarios. Para poder llegar a todos los pacientes y garantizar que reciban una atención de alta calidad, es preciso que colaboren todos los tipos de dispensadores de atención sanitaria.



5. Empoderar a las personas con tuberculosis y a las comunidades mediante fórmulas de colaboración. Los proyectos de atención comunitaria de la tuberculosis han demostrado que las personas y las comunidades pueden realizar algunas tareas esenciales de lucha contra la tuberculosis. Estas redes pueden movilizar a la sociedad civil, además de garantizar el apoyo político y la sostenibilidad a largo plazo de los programas de lucha contra la tuberculosis.



6. Fomentar y promover las investigaciones. Si bien los instrumentos actuales permiten luchar contra la tuberculosis, el perfeccionamiento de las prácticas y la ulterior eliminación de esta enfermedad dependerán de las innovaciones en materia de métodos de diagnóstico, medicamentos y vacunas.



La estrategia se aplicará a lo largo de los próximos 10 años, según lo previsto en el Plan Mundial para Detener la Tuberculosis 2006-2015. El Plan Mundial es una evaluación integral de las medidas y los recursos necesarios para aplicar la Estrategia y alcanzar las metas siguientes:



• Objetivo de Desarrollo del Milenio 6, meta 8: Haber detenido y comenzado a reducir, para el año 2015, la incidencia de […] la tuberculosis
• Metas vinculadas con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y respaldadas por la alianza Alto a la Tuberculosis:
• para 2005: haber detectado al menos el 70% de los casos con esputo positivo, y haber curado al menos al 85% de estos casos
• para 2015: haber reducido en un 50% la prevalencia y las tasas de mortalidad de la tuberculosis, en comparación con los niveles de 1990
• para 2050: haber eliminado la tuberculosis como problema de salud pública (un caso por millón de habitantes)



ORGANIZACIÒN MUNDIAL DE LA SALUD
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs104/es/index.html





TUBERCULOSIS Y VIH


La tuberculosis es la enfermedad infecciosa por la que fallece el mayor número de personas que viven con el VIH: es la responsable del 13% de las muertes de pacientes con sida en el mundo.

El VIH y la tuberculosis están tan estrechamente ligados que a menudo se hace referencia a ellos como coepidemias o dobles epidemias. Dichas epidemias se impulsan y refuerzan mutuamente: el VIH activa la tuberculosis latente de una persona, que pasa a estar infectada y a ser transmisora del bacilo de la tuberculosis a terceros. En México los casos del binomio TB/VIH representan el 8.8% de los casos de SIDA.

De hecho, de no seguir un tratamiento, alguien que sufra de tuberculosis activa puede llegar a infectar a entre 10 y 15 personas cada año. La Estrategia “Alto a la tuberculosis” es la norma internacional recomendada para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la tuberculosis, e incluye indicaciones sobre cómo actuar con respecto a la tuberculosis en personas que viven con el VIH. Una nueva cepa de tuberculosis (TB-XDR) extremadamente farmacorresistente ha aparecido recientemente, y supone un gran peligro, a menudo con consecuencias mortales, para las personas que viven con el VIH. Por ello, es fundamental realizar fuertes inversiones para prevenir el desarrollo y la expansión de la tuberculosis resistente a los medicamentos, mejorar la identificación de casos en la comunidad y el apoyo para la observancia, así como lograr un control de la infección más eficaz.

Con el fin de responder adecuadamente a las dos epidemias y evitar una mayor resistencia a los fármacos, tanto en los programas de VIH como en los de tuberculosis deben considerarse prioritarias la atención y la prevención de ambas enfermedades. ONUSIDA, la iniciativa Alto a la tuberculosis y la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueven, de manera concertada, la coordinación de las iniciativas mundiales de control de la tuberculosis en las personas que viven con el VIH. Por otro lado, la iniciativa Alto a la tuberculosis ha formado el Grupo de trabajo sobre TB/VIH, que formula políticas globales para el control del VIH relacionado con la tuberculosis, y aconseja a quienes luchan contra la tuberculosis y el VIH sobre la forma de trabajar conjuntamente.

Estas iniciativas de asociación han conducido a la elaboración de políticas y directrices para hacer frente a la tuberculosis vinculada al VIH, y han inducido a que se hayan tomado importantes medidas en diversos países y organizaciones para la integración de sus respuestas al VIH y a la tuberculosis. No obstante, es necesario que se colabore más intensamente para llevar a cabo muchos más programas, como los que ofrecen lo siguiente:
 Asesoramiento y pruebas sobre el VIH a todos los pacientes de tuberculosis.
 Análisis de detección de tuberculosis a todas las personas que viven con el VIH
 Tratamiento para la tuberculosis o terapia preventiva a todas las personas coinfectadas
 Cotrimoxazol y tratamiento antirretrovírico a todos los pacientes de tuberculosis con el VIH
 Control de infección por la tuberculosis en todos los centros de salud y en entornos
de alta prevalencia del VIH

Los lugares de trabajo tienen una gran importancia y valor para ofrecer una respuesta integrada al VIH y a la tuberculosis. Mantener la productividad beneficia a las empresas, mejora las vidas de los trabajadores y sus familias y mitiga los efectos de la epidemia del VIH en la comunidad. Algunas de las actuaciones específicas que se pueden realizar en el lugar de trabajo son: programas de prevención de la tuberculosis; aplicación del DOTS a los trabajadores que están recibiendo tratamiento; programas de asesoramiento y pruebas; y remitir a los trabajadores coinfectados a programas de atención y apoyo o llevar estos hasta ellos.

Fuente: ONUSIDA

http://www.unaids.org/es/PolicyAndPractice/HIVTreatment/Coinfection/TB/default.asp

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